01 February 2007

In a rub-a- dub style

Avasalla el día mi mente, la tiñe de sol, y el viento me despeja, tanto que esta tarde que hubo mucho, me dolió.
Este es mi diario de playa...a un lado dunas, al otro agua, y al otro monte, los capices lo cubren todo y parece una de las mejores películas del lejano oeste cuando vemos que el sol cae sobre el paisaje. Instituyo que puedo volverme hippie fácilmente, y eso me da miedo, el sentimiento bohemio se apodera mi en el verano, ya que dada mi condición de foto dependiente, todo es mejor cuando el sol brilla y acaricia nuestros cuerpos.
Pero son las roscas de pan las que más pueden conmigo, me dominan, no puedo evitarlo, una por día es nuestra dosis, y confieso que algún día llegamos a dos o mas.
Estoy segura de que la luz de vela hace parecer todo acto común, romántico... y me sensibiliza, me agrada cuando todo es apropiado y me pongo como hiperactiva, y no ansiosa como antes de irme.
Días funcionando a modo
voayer con los artesanos de la pequeña e incivilizada calle principal, hay poca sombra entonces todos están juntos, y así es mas fácil, los distinguimos, los especificamos y les ponemos nombres. No puedo evitar volverme una intrometida, su mundo me llama la atención.
Uso factor 30.
Las luces de las velas son románticas ya lo dije, pero es el sentimiento de cada cena, y para completar la cursilería en uno de los mejores atardeceres y después de entrar en entera comunión con el lugar y su fauna, unos delfines desfilan frente nuestro, es cursi pero es ameno. Dos rochenses, asumo yo, nadan sin cesar detrás de ellos, los delfines parece ser los que dominan el juego. Erijo la hipótesis que sobre este lugar reina un aire lisérgico que relaja a la gente...que la estimula, sobre todo cuando existe un bar entre enredaderas y floripones.
Distingo a la chica de las caipirinhas que desciende hacia la playa cual diosa del mar que baja a ofrecernos su cáliz divino. Lo aceptamos, diezmo que con gusto entregamos, minutos después me doy cuenta de que todo me produce placer, que “estamos bien” es la mejor frase que leí este año, y que eso es lo que quiero para siempre, entiendo porque me siento tan bohemia y al deducirlo mi miedo de antes finaliza.
Es tan fácil olvidarse de las rutinas como acostumbrarse a ellas...quiero mil rutinas de sol...